domingo, 16 de junio de 2019

Capítulo XX EL RESCATE



 En esta ocasión Verónica les lleva por otro camino, la joven se conocía todas las salidas del metro, llegan justo enfrente de la sala. Se abraza a los dos y les dice, -si corréis peligro volver con nosotros, -no quiero que os hagan daño, y le da a Robert su fusil y una mochila. Rebeca le contesta, -no te preocupes cielo tu vuelve al barrio, -nosotros estaremos bien. Verónica dice -en esa nota están los nombres de mis padres, ojalá traigáis buenas noticias.

Robert y Rebeca salen al exterior y se dirigen al montón de arena, a Robert no le resulta difícil alcanzar la cornisa con el gancho, del que se desprende una escalera de escalada, suben los dos y Rebeca recoge la escalera, se acercan a la placa que seguía desprendida, se adentra Robert y comprueba que todo está en silencio, Rebeca también entra y baja por el sitio que lo hace Robert, cuando están en el suelo vuelven a quedar impresionados. 

Demasiado silencio para estar lleno de gente, los pasillos son innumerables, y en cada pasillo cientos de cápsulas. Esto es como una ciudad dice Robert, lo primero que hace Robert es comprobar si su cápsulas estaba ocupada por alguien, abre y está vacía, -bien, empezaremos por recorrer toda la sala, -tenemos que encontrar algo más que pasillos y cápsulas, Robert le dice,
-iremos en el sentido de las agujas del reloj, Rebeca no entiende pero le sigue, a Robert le llama la atención algo al final de uno de los pasillos, la pared del fondo parece que es diferente, según se acercan se ve con más claridad, es una puerta. Robert comprueba, está abierta, entran y es lo que buscaban, los archivos, el cuarto está oscuro pero se puede ver su contenido, una máquina, como un cajero automático, con pantalla táctil, con banderas de todos los países, era la lista de idiomas Robert toca la bandera de España y le sale información por fechas y particularidades, Robert se estremece, se sienta en el suelo, y se pone las manos sobre la cabeza. 

 Rebeca le consuela, -tranquilo Robert, -esto es lo que hemos venido a buscar,
-empezaremos por la lista que nos dieron los chicos, Robert le dice, -imagina que esta sala no es la única, -como podemos saberlo?. Rebeca dice, -esos Templarios que vimos venían de la otra punta del mundo, -es muy probable que si sea la única. Robert dice, -de acuerdo. 

 Comienzan a mirar la lista, las fechas iban desde el año 2000 hasta la fecha, el 3006, Robert dice, -estos malditos no han parado de llevarse gente. -Tenemos que buscar a la gente de esa lista, -si están aquí ellos serán los primeros, Rebeca mira el papel y le dice, -tienes que buscar entre el año 2970 que fueron los primeros hasta el 2998 que desaparecieron los últimos.
 Robert dice, -así es imposible, había miles de nombres, Rebeca le dice, -entonces será mejor que probemos con sus características. Robert dice, estas personas no tenían ninguna profesión con la que podamos confrontar, Rebeca busca en la pantalla y dice, -esto puede que nos ayude, toca donde en un icono donde pone Datos, y aparece la lista que buscaba, las características personales, en la que aparece por orden alfabético, a Rebeca le llama la atención una de ellas, "Supervivientes", pulsa y le sale lo que buscaba, los datos de personas del año 2900 hasta la fecha, la lista se reduce a unos cientos, comienzan a comprobar y uno a uno aparecen los nombres de todos, las dieciséis personas de la lista, seis hombres y diez mujeres. Se miran y se abrazan. 

 De la mochila Robert saca una pantalla táctil, una especie de tablet, en la que apunta los datos del lugar donde se encuentran cada una de esas personas, salen del cuarto y se dirigen hacia uno de los pasillos, encuentran al primero, estaba en una de la capsulas de arriba, muy alto, suben y llegan a la capsula, en la que se podía leer un numero y un nombre; José Luis González Caballero, -bien vamos allá dice Robert. 

 Tiran de la cápsula y aparece el cristal en negro, que enseguida se aclara la imagen y se ve al hombre, Robert dice, -tenemos que hablar con el, -ya viste lo que ocurrió si intentamos abrir nosotros, -tiene que hacerlo él desde dentro.

 El hombre abre los ojos y entra en pánico, Robert le grita, -¿puedes escucharme?, el hombre no parece entender nada, no escucha, y a él tampoco se le oye, Robert entonces en la tablet escribe, -José Luis estamos aquí para ayudarte, el hombre sigue incrédulo, pero parece tranquilizarse, Robert le indica cómo tiene que abrir la cápsula. -Primero tienes que moverte hacia arriba para que puedas utilizar los brazos, -justo encima de tu cabeza tienes una puerta que se abre deslizándose a tu derecha.
 El hombre asiente y mira fijamente a Robert, -bien en ese departamento encontrarás un casco, -es una escafandra que tendrás que acoplar al traje que llevas. El hombre hace lo que le indica y empieza a tener problemas para respirar. Robert le trata de tranquilizar, y continúa mostrando en su tablet las siguientes instrucciones.
-Ahora solo tienes que poner tus manos en el cristal y empujar fuerte. En un solo empujón la pantalla de la cápsula se abre. Ayudan al hombre a bajar, está confundido y les mira asustado. Robert enseguida le quita la escafandra y el traje estaba muy caliente, alcanzaba unos 50 grados. Rebeca pregunta, -¿cómo sabías que así se podía salir?, Robert contesta, -no lo sabía, así es como lo hice y funcionó. 

 Le ponen al día al nuevo amigo y sin tiempo que perder buscan al siguiente de la lista. Los tres se dirigen a uno de los pasillos y Rebeca les pide que se detengan, que ocurre pregunta Robert, entonces se escucha un sonido, como si fuera un tono de los que te avisaban en los teléfonos móviles de la llegada de un mensaje, lo habéis escuchado, dice Rebeca en voz baja, los dos asienten, ese sonido en de un vigilante, dice Rebeca, los he visto muchas veces, son..., no termina de explicar como eran cuando aparece una estera del tamaño de una pelota de balón mano, la tienen justo delante, empieza a subir una antena con una pequeña cámara que sale de la parte superior, Robert dispara, pues ya la tenía en su mira, está comienza a rebotar de un lado a otro, viene directa a Rebeca, que la agarra con las dos manos y como si de un remate de balón mano la estampa contra la pared, haciéndola pedazos. 

 Rebeca dice, -si nos han visto tenemos poco tiempo, Robert responde, disparé muy pronto, espero que piensen que solo haya sido una avería. -Eso lo sabremos pronto, -si vienen a por nosotros, -de aquí no nos marcharemos hasta saquemos a todos. 

 Uno a uno van liberando a los hombres de sus sarcófagos, esto les lleva unas horas, por lo que Robert es optimista y piensa que no les han descubierto. -Rebeca, dice Robert, -lleva a toda esta gente a reunirse con los suyos, -Rumbo y Verónica estarán esperando en la salida del metro.
 Rebeca no parece gustarle la idea, -¿que piensas hacer?, pregunta Rebeca preocupada, -vosotros poneros a salvo, -yo me quedaré, -necesito respuestas y aquí puede que las encuentre, Rebeca insiste, -vamos todos al barrio, es más seguro, -allí nos ayudarán a saber que hacer, -no lo dudo, dice Robert, -pero aquí también podemos encontrar ayuda, -y si los Templarios nos han descubierto no sabemos si podríamos volver aquí. 

 -De acuerdo dice Rebeca, que a regañadientes conduce a todos a la salida, llegan a la entrada del metro y allí estaban Verónica. 
 Sus padres no la reconocen, pero la joven sí, dejando su rifle en la pared se acerca a ellos y les dice, -soy yo, -Verónica, los padres se miran y se apresuran a abrazarse con su  hija. 
 Rebeca pregunta, -donde está Rumbo, la joven responde, -venía detrás de vosotros, se gira y el perro la mira, moviendo la cola muy despacio, girando la cabeza le suelta un ladrillo, Verónica dice, Rumbo pregunta por Robert, -¿le ha ocurrido algo?, pregunta preocupada, -no cielo, ha querido quedarse allí, seguro que busca algo sobre lo que pudo ocurrir con su hija. -Tu lleva al barrio a estas personas, -están deseosos de reunirse con los suyos. -Yo volveré con Robert, Verónica se abraza a ella y le dice, de acuerdo ve con él, y se alejan por el pasillo, Rumbo vuelve a mover la cola y se gira en dirección a la sala, buen chico le dice Rebeca, siguiendo al perro.

 Mientras en la sala Robert vuelve al cuarto del archivo, comienza a buscar entre las fechas aproximadas a su captura, son miles pero una a una va revisando para ver si reconoce algún nombre, en sus recuerdos están nombres y apellidos de muchos amigos, pero va pasando la lista demasiado aprisa, solo espera encontrar el nombre de Gema, pero la lista es interminable, y no aparece el nombre de su hija, solo algún ápice de esperanza le sobresalta cuando aparece alguna mujer llamada Gema, pero no era ella. 

 El brillo de sus ojos le impide ver con claridad la pantalla, y se sienta en el suelo, mientras trata de limpiar sus lágrimas escucha unos ruidos, sale del cuarto y suenan pisadas que vienen del tejado, Robert sigue muy atento los pasos, estos le llevan a la salida del tejado, de donde asomaba Rebeca.

 Robert mueve la cabeza negando y la agacha, y vuelve a mirar cuando Rebeca ya estaba frente a él, se miran, sonríen, Robert le dice, -eres increíble, se abrazan, se besan. 


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Capitulo XXI LOS REFUERZOS

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