En el edificio de la Calle Sainz de Baranda. Se encuentran seguros. Los cuatro, parece que en el vestidor de uno de los áticos, dentro del gran armario, y arropados con las cortinas, se tranquilizan, y entran en calor. Rebeca al abrigo de Robert. Jan y Alba también se abrazan.
-No vamos a dejar que esa gente te haga daño. Le dice Jan a Alba. Que seguía temblando.
-No vamos a dejar que esa gente te haga daño. Le dice Jan a Alba. Que seguía temblando.
-Tenemos que buscar la forma de volver a nuestra estación. Comenta Jan.
-Todas las personas que están allí, -están en peligro.
-Tenemos que avisar son muestra familia y nuestros amigos.
Robert dice. -Ese Rey Alfredo tiene que ser alguien muy poderoso. -Además de un mal nacido. -Y como él tiene que haber más. -La única forma de llegar a vuestra estación es a través del túnel de desplazamiento.
-Ese lugar llamado Atocha, no sabemos donde puede estár. Rebeca dice. -Estábamos cerca. -Nuestra esfera sufrió el incidente pocos minutos antes de llegar a nuestro destino.
-Pero en esas naves, -unos minutos pueden ser muchos kilómetros. -La única forma de llegar a vuestra estación es volver a la sala de las cápsulas.
Cae la noche, parece se se van quedando dormidos. Rebeca mira a Robert. pensativo y pregunta. ¿Que ocurre?. Robert en voz baja le contesta. -Que tengo que ir al barrio. -Esto también les implica. -
-Entre todos encontraremos alguna solución. -Creo que lo mejor es que me marche. Mientras, vosotros intentar descansar. -Antes de que amanezca estaré aquí.
Rebeca le dice. -Yo quiero ir contigo. -No. Dice Robert. -Tardaré menos yo sólo. --Y será más fácil parar desapercibido. ¿Porque más rápido?. Acaso piensas que no puedo llevar tu ritmo. -Te recuerdo que estoy en plena forma. -En mi estación hemos tenido sesiones de Alto Rendimiento mas duras que un paseo en la noche contigo. -Y tú llevas mucho tiempo sin hacer ejercicio.
-Mil años, apunta Robert. -Pero me encuentro en forma.
-Esas cápsulas sin duda son excelentes latas de conservas. -Creo que incluso estoy mejor.
-El traje que me hizo el chequeo, me alivió algún mal de los míos. ¿Algún mal?. ¿A que te refieres?. Pregunta Rebeca. -Algo que en mi época era muy normal.
-Lo último que recuerdo, es que no me encontraba bien. -Y que estaba visitando al médico. -A partir de ahí lo único que recuerdo es la cara de Paul mirando en mi cápsula.
-Lo último que recuerdo, es que no me encontraba bien. -Y que estaba visitando al médico. -A partir de ahí lo único que recuerdo es la cara de Paul mirando en mi cápsula.
Rebeca le insiste. -¿Que te ocurría?. Robert sonriendo le dice. Pase por todo tipo situaciones, me puse enfermo en muchas ocasiones. -Pero no pudieron conmigo.
-Quizás sea ese el motivo por el que fuiste capturado. Le comenta Rebeca. Tienen que haberse fijado en ti, -porque sin duda eres muy especial. Le dice mientras le mira fijamente. -Tu también lo eres, le dice Robert mientras se abrazan.
Jan, estaba escuchando, les dice. -No nos quedaremos aquí. -Alba y yo queremos ayudar. -Ya te ha dicho Rebeca que tenemos buenas condiciones físicas. -Tu solo, no podrás con esos malvados.
-Necesitas nuestra ayuda.
-Desconoces muchas cosas sobre de nuestra gente. -Iremos a tu barrio, -allí podemos preparar lo necesario para volver a la gran sala. -Es el único camino posible. -Tu eres quien dijo que ahí tenía que estar la repuesta.
Robert dice. -De acuerdo, -iremos todos al barrio. -Aprovecharemos la oscuridad. -Los más mayores también tienen que decir algo al respecto. -Lo mismo que Paul. -Seguro que también estará desconcertado.
Entonces se levantan. Bajan de nuevo por las escaleras del patio de luces. Abajo les dice Robert. -Tenemos que ir pegados al los edificios. -Aunque, yo soy de los que cuando voy por la calle, voy por el medio..., y sonríe. Los tres no lo entienden.
-Seguro que recuerdas el camino. Le dice Alba, que seguía asustada. -No te preocupes. -Por mucho que haya cambiado Madrid, -se donde se encuentran todos los barrios.
Cuando se disponen a salir. En la entrada, estaba sentado el perro. Robert acaricia a Rumbo. -Me estabas esperando eh perrete. Le dice mientras le acaricia.
El pero inicia el camino. No es por donde Robert pensaba ir.
Se detiene, les mira. Y cuando le va a morder el bajo del pantalón. Le dice Robert.
-Está bien iremos por donde tu dices. Rumbo emprende el camino despacio. Los cuatro le siguen.
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